Capítulo 9: Al borde de la desesperación
Camilla es una mujer de cincuenta años que no tiene mucha familia, sólo un hijo que se tienen enorme indiferencia. Hoy ella cumple un año más de su desquiciada vida, preguntándose por qué vive donde vive, por qué es hija de quien es hija, por qué es madre de quien es madre. Pero como es de costumbre, pasará su cumpleaños como un día más pensando que es sólo un año menos de vida.
Roa y sus hombres llegaron a la dirección desde donde fue realizada la llamada que alertó a estos agentes. Estaban armados y seguros de qué hacer una vez adentro, capturar a aquella persona que supuestamente es Jigsaw y no escuchar sus acertijos enredados o sus metáforas sádicas que usa para confundirlos.
Al entrar subieron y bajaron escaleras en búsqueda del Jigsaw, quien había cerrado puertas de tal forma que el edificio pareciera un laberinto, nuevamente los agentes se quitaron el sombrero frente al ingenio de un hombre de cincuenta y un años. Los agentes se sintieron encerrados y perdidos.
—¿Esto tiene alguna maldita salida? —preguntó un agente.
—Si es que así es, nos costará encontrarla —dijo Roa.
El oficial buscaba con determinación y con los ojos bien abiertos. Las ventanas estaban selladas impidiendo la entrada de la luz, todo estaba oscuro. Emill Roa comenzó a alejarse un poco del grupo, sentía que había una puerta que estaba abierta simulando estar cerrada. Cuando dio una vuelta en una esquina sintió que alguien lo haló dentro de una habitación. Los agentes no se percataron de la escena. Roa calló al piso y se levantó de inmediato para ver quien lo había tomado, pero la oscuridad se lo impidió, sintió que el responsable se había escondido y probablemente ya había escapado, esa fue una jugada perfecta. Roa tomó su linterna y alumbró el pasillo en el que se encontraba, las paredes estaban rayadas con las frases que Jigsaw ya le había dicho, tales como: “quiero ver si eres capaz de armar todo como un rompecabezas”, a Roa se le vinieron en cima las imágenes del estallido en su casa, esa frase la escuchó justo después de ese suceso; “más pistas para agregar al árbol genealógico de las pistas”, en ese momento el agente recordó las alas blancas que él había encontrado dibujado en una ficha de rompecabezas, no se concentró demasiado para recordar a su madre, la cual estaba en manos de Jigsaw, a Roa le abundó la rabia y golpeó la pared descargando todo el enojo y la ira que el agente sentía por ese psicópata que le había hecho la vida imposible; lo hizo colapsar las palabras “tengo algo que es tuyo”, Roa se puso a gritar.
—Devuélveme a mi madre grandísimo hijo de perra.
La respuesta fue un eco de las maldiciones que él mismo había lanzado.
—Ven hasta aquí, patético solitario, y déjame matarte —siguió gritando.
—Ven tú aquí —recibió como respuesta desde el fondo del pasillo.
—¿Eres tú maldito? ¡Quiero a mi madre de vuela!
—¿Te escribí todas las cosas cronológicamente en las paredes de este pasillo y no eres capaz de descifrar que yo no tengo a la prostituta de tu madre?
Roa miró hacia las paredes y vio pista tras pista, las alas blancas, la letra Y, el corazón negro, las series numéricas, un calendario con una fecha marcada y el número cincuenta y uno escrito a un costado con una flecha.
—Nada de esto tiene sentido, sólo me has engañado.
—Dime, Roa, si te llevo a la playa y te metes al agua para comprobar si hay peces, y no los encuentras, ¿en el mar no hay peces?
—No trates de confundirme, Jigsaw —hizo una pausa incómoda—, ¡Te mataré!
Roa comenzó a correr lo más rápido que pudo hacia el fondo del pasillo empuñando su pistola con el dedo en el gatillo, pero al llegar al fondo no encontró a nadie, sólo vio una flecha que le apuntaba hacia una puerta, Roa le dio con el pie para que se abriera, sin importarle que estuviera asegurada, y apuntó de inmediato con la linterna y la pistola. Pocos segundos después las luces se encendieron y Roa pudo ver sin la necesidad de la linterna. El agente se percató de que había una caja de plástico transparente con un agujero redondo a un lado.
Roa comenzó a acercarse y a mirarla con determinación, y pudo ver que dentro de la caja había una grabadora, Roa ya las conocía.
—¿Otra maldita pista? ¿Ahora?
El agente metió la mano con brusquedad y apenas pudo tocar la grabadora un extraño mecanismo trabó la mano del agente y unos engranajes comenzaron a rotar la mano del hombre lentamente, Roa se vio obligado a hincarse porque sino le quebraba el brazo. El oficial recordó la cinta que tenía en la mano y le presionó play:
Camilla es una mujer de cincuenta años que no tiene mucha familia, sólo un hijo que se tienen enorme indiferencia. Hoy ella cumple un año más de su desquiciada vida, preguntándose por qué vive donde vive, por qué es hija de quien es hija, por qué es madre de quien es madre. Pero como es de costumbre, pasará su cumpleaños como un día más pensando que es sólo un año menos de vida.
Roa y sus hombres llegaron a la dirección desde donde fue realizada la llamada que alertó a estos agentes. Estaban armados y seguros de qué hacer una vez adentro, capturar a aquella persona que supuestamente es Jigsaw y no escuchar sus acertijos enredados o sus metáforas sádicas que usa para confundirlos.
Al entrar subieron y bajaron escaleras en búsqueda del Jigsaw, quien había cerrado puertas de tal forma que el edificio pareciera un laberinto, nuevamente los agentes se quitaron el sombrero frente al ingenio de un hombre de cincuenta y un años. Los agentes se sintieron encerrados y perdidos.
—¿Esto tiene alguna maldita salida? —preguntó un agente.
—Si es que así es, nos costará encontrarla —dijo Roa.
El oficial buscaba con determinación y con los ojos bien abiertos. Las ventanas estaban selladas impidiendo la entrada de la luz, todo estaba oscuro. Emill Roa comenzó a alejarse un poco del grupo, sentía que había una puerta que estaba abierta simulando estar cerrada. Cuando dio una vuelta en una esquina sintió que alguien lo haló dentro de una habitación. Los agentes no se percataron de la escena. Roa calló al piso y se levantó de inmediato para ver quien lo había tomado, pero la oscuridad se lo impidió, sintió que el responsable se había escondido y probablemente ya había escapado, esa fue una jugada perfecta. Roa tomó su linterna y alumbró el pasillo en el que se encontraba, las paredes estaban rayadas con las frases que Jigsaw ya le había dicho, tales como: “quiero ver si eres capaz de armar todo como un rompecabezas”, a Roa se le vinieron en cima las imágenes del estallido en su casa, esa frase la escuchó justo después de ese suceso; “más pistas para agregar al árbol genealógico de las pistas”, en ese momento el agente recordó las alas blancas que él había encontrado dibujado en una ficha de rompecabezas, no se concentró demasiado para recordar a su madre, la cual estaba en manos de Jigsaw, a Roa le abundó la rabia y golpeó la pared descargando todo el enojo y la ira que el agente sentía por ese psicópata que le había hecho la vida imposible; lo hizo colapsar las palabras “tengo algo que es tuyo”, Roa se puso a gritar.
—Devuélveme a mi madre grandísimo hijo de perra.
La respuesta fue un eco de las maldiciones que él mismo había lanzado.
—Ven hasta aquí, patético solitario, y déjame matarte —siguió gritando.
—Ven tú aquí —recibió como respuesta desde el fondo del pasillo.
—¿Eres tú maldito? ¡Quiero a mi madre de vuela!
—¿Te escribí todas las cosas cronológicamente en las paredes de este pasillo y no eres capaz de descifrar que yo no tengo a la prostituta de tu madre?
Roa miró hacia las paredes y vio pista tras pista, las alas blancas, la letra Y, el corazón negro, las series numéricas, un calendario con una fecha marcada y el número cincuenta y uno escrito a un costado con una flecha.
—Nada de esto tiene sentido, sólo me has engañado.
—Dime, Roa, si te llevo a la playa y te metes al agua para comprobar si hay peces, y no los encuentras, ¿en el mar no hay peces?
—No trates de confundirme, Jigsaw —hizo una pausa incómoda—, ¡Te mataré!
Roa comenzó a correr lo más rápido que pudo hacia el fondo del pasillo empuñando su pistola con el dedo en el gatillo, pero al llegar al fondo no encontró a nadie, sólo vio una flecha que le apuntaba hacia una puerta, Roa le dio con el pie para que se abriera, sin importarle que estuviera asegurada, y apuntó de inmediato con la linterna y la pistola. Pocos segundos después las luces se encendieron y Roa pudo ver sin la necesidad de la linterna. El agente se percató de que había una caja de plástico transparente con un agujero redondo a un lado.
Roa comenzó a acercarse y a mirarla con determinación, y pudo ver que dentro de la caja había una grabadora, Roa ya las conocía.
—¿Otra maldita pista? ¿Ahora?
El agente metió la mano con brusquedad y apenas pudo tocar la grabadora un extraño mecanismo trabó la mano del agente y unos engranajes comenzaron a rotar la mano del hombre lentamente, Roa se vio obligado a hincarse porque sino le quebraba el brazo. El oficial recordó la cinta que tenía en la mano y le presionó play:
—¿Cómo te encuentras? Supongo que mal, porque acabas de llegar al borde de tu vida desquiciada. Me presento, me llamo Alberto y no tengo cincuenta y uno como usted cree, sino veintitrés. Ha pasado toda una semana y en vez de defender a esas personas que corrían el peligro de involucrarse en un juego, te dedicaste a pensar con egoísmo e ignorar esas personas que te rodeaban, tu corazón es de hielo, tu corazón es negro, como el de tu hijo, quien realmente tenía, no tu madre. ¿Recuerdas que te dije que el riesgo de fallar era la muerte? El riesgo no lo corrías tú, sino tu hijo. Todo era muy fácil de resolver, te di cuatro piezas de rompecabezas que representaban a cada uno de tu familia, el corazón negro a tu hijo, las alas blancas a tu madre, la letra Y a ti. Todo un árbol genealógico dibujado en pequeñas piezas para armar un rompecabezas y encontrar el orden de la serie de personas que morirán, Leonardo, Marion, tú y por último Camilla que la capturaré cuando cumpla los cincuenta y uno.
Jigsaw: ¿Has buscado en el armario? Quizá ahí esté tu madre, o la esencia de ella.
Agente: Señor Roa, encontramos algo dentro de su armario, con suerte el fuego no destruyó la evidencia.
Jigsaw: ¿Tú amabas a tu madre, señor Emill? Yo sé que no, si te preguntara la fecha de su cumpleaños no serías capaz de recordar que es en una semana más, y si te preguntara cuanto cumplirá…
Emill: Cincuenta y uno, eso da la suma.
Jigsaw: Las madres son ángeles a los ojos de sus hijos.
Agente: Encontré una ficha atrás de su reloj, señor, tiene dibujada unas alas blancas.
LAS ALAS REPRESENTABAN A LA MADRE DE ROA, QUIEN MORIRÁ CUANDO CUMPLA CINCUENTA Y UN AÑOS.
—Es ésa la verdadera filosofía del miedo —dijo Alberto desde la puerta— la sensación de no poder hacer nada frente a algo que no conoces. Tu brazo girará y girará, lo quebrará y te lo arrancará y morirás desangrado, nadie te escuchará, cavaste tu tumba, y ahora le toca a Camilla, tu madre. ¿Es incómodo creer que has pasado toda tu vida siguiendo una línea y que luego ésta se divide en dos, la vida y la muerte, como la letra Y?
—Te mataré.
—No lo creo, porque tu juego acabó.
Alberto apagó las luces y cerró la puerta de la habitación que pronto se convertirá en un mausoleo.
Jigsaw: ¿Has buscado en el armario? Quizá ahí esté tu madre, o la esencia de ella.
Agente: Señor Roa, encontramos algo dentro de su armario, con suerte el fuego no destruyó la evidencia.
Jigsaw: ¿Tú amabas a tu madre, señor Emill? Yo sé que no, si te preguntara la fecha de su cumpleaños no serías capaz de recordar que es en una semana más, y si te preguntara cuanto cumplirá…
Emill: Cincuenta y uno, eso da la suma.
Jigsaw: Las madres son ángeles a los ojos de sus hijos.
Agente: Encontré una ficha atrás de su reloj, señor, tiene dibujada unas alas blancas.
LAS ALAS REPRESENTABAN A LA MADRE DE ROA, QUIEN MORIRÁ CUANDO CUMPLA CINCUENTA Y UN AÑOS.
—Es ésa la verdadera filosofía del miedo —dijo Alberto desde la puerta— la sensación de no poder hacer nada frente a algo que no conoces. Tu brazo girará y girará, lo quebrará y te lo arrancará y morirás desangrado, nadie te escuchará, cavaste tu tumba, y ahora le toca a Camilla, tu madre. ¿Es incómodo creer que has pasado toda tu vida siguiendo una línea y que luego ésta se divide en dos, la vida y la muerte, como la letra Y?
—Te mataré.
—No lo creo, porque tu juego acabó.
Alberto apagó las luces y cerró la puerta de la habitación que pronto se convertirá en un mausoleo.
¡¡GAME OVER!!
Estupendo capítulo como siempre.Me ha encantado el final.Verdaderamente sorprendente.Sigue así.Y espero que saques otra historia de estas.
ResponderEliminarSaludos. ;)
bnk, enhorabuena x la historia aunke me a gustado más el principio que el final. me as dado envidia y yo tmb estoy escriviendo una, espero que de la talla como la tuya y klel7 la ponga. x cierto cuanto tiempo te llevo acerla??. saludodos.
ResponderEliminarUn mes más o menos, ahora estoy haciendo Saw II, tengo el primer capítulo que ya los ha intrigado a todos los que ya la han leído.
ResponderEliminarSalu2
CHIQA_VIIP:
ResponderEliminarQUE BUENO QUE ESTUVO :) LA VERDAD TE FELICITOO BNK :)