31/01/2008

Saw el Videojuego

Segun el articulo de la web http://www.vidaextra.com/2008/01/31-saw-tendra-videojuego-en-el-2009#more:


-”Hola Shingo. Has desperdiciado tus últimos años de vida y ahora vas a pagar por ello. Tienes dentro de tu estómago una copia defectuosa de la versión para PS3 del ‘PES2008’, que está acabando contigo lentamente. A tu derecha he colocado un bisturí. Si quieres sobrevivir y retomar tu vida anterior enmendando tus errores…. ya sabes lo que tienes que hacer.”-

Una sensación parecida podríamos experimentar cuando el juego que están desarrollando los chicos de Brash Entertainment vea la luz en Octubre del 2009. Efectivamente, se trata de una versión consolera de ‘SAW’. Si bien los detalles del juego aún no se han revelado, lo que sí que se sabe es que su argumento planeará sobre las cuatro entregas cinematográficas e intentará resolver las dudas y los interrogantes que dejaron abiertos las películas.

Para ello los guionistas y productores de los films están trabajando mano a mano junto a Brash Entertainment.

"Enlace enviado por Roxas"

30/01/2008

Fan Fiction Zone de SawManiacos

Hoy estreno el FAN FICTION ZONE (en la sección SAW ZONE). Una mini web, dedicada a recopilar historias de Saw creadas por vosotros, los fans, como BNK que ya he incluido sus episodios. Las historias que mandéis saldrán en el blog y en el fan fiction zone ¿la diferencia? , que en Fan fiction zone están recopilados todos en un menú y te evita el buscarlos aquí.

Para poder comentar sobre los Fics regresa a Saw-maniacos!(a los comentarios).

Fan Fiction Zone es solo para leer y disfrutar leyendo, para ir matando el gusanillo a la espera del resto de las películas de Saw, en este caso hasta la llegada de información de Saw V.


Recuerden que el mantenimiento de Fan Fiction Zone depende de ustedes :). Cuantas mas historias mejor. Espero que esta sección tenga éxito :)

The Winner from a New Life (Capitulo I y II)

Porfín de nuevo!! la secuela de Filosofy of Fear editada por Bnk, esta vez se llama The winner from a new life (El ganador de una nueva vida)



Capítulo 1: ¿Sorprendidos? No tienen idea

En ese momento sólo se escuchaban en la habitación unos engranajes girar y un hombre bramar que sólo necesitaba dormir, estaba siendo torturado lentamente, quitándole la bendición de descansar en sueños.
—Buenos días, ¿dormiste bien? —entró alguien a la habitación.
—¿Quién es? —preguntó.
—¿Tengo que darte mi nombre? Los nombres son para los amigos, ¿cuánta memoria tienes? sólo ayer nos vimos. ¿Pierdes memoria cuando duermes?
—Sabes que no puedo dormir porque sino mi brazo se rompería y moriría.
—Ya veo, ¿estás cansado?
—Por favor, no digas nada y dime por qué estás aquí.
—¿Por qué? Vine a convertir este lugar en una cámara de gas… dentro de poco tu madre despertara, ¿recuerdas esa cadena?

Jigsaw: Todo un árbol genealógico dibujado en pequeñas piezas para armar un rompecabezas y encontrar el orden de la serie de personas que morirán.

—¿Si?
—Bueno, tu madre es la que termina esa cadena y para obligarla a jugar tiene que haber una apuesta, si ella pierde morirás quemado, ¿cómo? Abriré unas cañerías de gas que hay aquí y activaré un cronómetro, cuando falten diez segundos los gases inflamables comenzarán a emanar de los tubos, y al terminar el tiempo, este aparato producirá una chispita que hará estallar la habitación, ¿bonito, no?
—¿Por qué haces esto? ¿Por qué no nos ignoras y nos dejas hacer nuestras vidas tranquilas?
—Porque no tienen vidas, no han pasado por lo que yo sí he experimentado, y eso me apesta…
—¿Qué dices…?
—Existen miles de formas para valorar o interpretar una vida, pregúntate qué idea tengo sobre la vida.
—¿La vida es una mierda?
—Si así lo fuera no me daría el tiempo de torturarlos. Ahora escucha, tendrás algo así como todo un día despierto, ya sabes, tu brazo gira y gira y para que no te lo quiebre tendrás que mover todo tu cuerpo paralelo a los engranajes, te duermes… pierdes.
—¿En qué momento llegué aquí?
—En el mismo momento en que tú elegiste esa vida… descuida, Roa, no eres el único que estará jugando un juego. Adiós, y buena suerte. Quiero ver que tanto te ama tu madre. Y antes que me lo preguntes, sí, soy sádico, y me gusta ser así, pero yo hago algo que tú no…
—¿Qué cosa?
—No sé, descúbrelo, nada se te dará en bandeja en este juego.
Alberto instaló todo, el chispero y las cañerías, luego se fue.



—¿Y… dónde está? —preguntó Gómez— ¿Dónde se metió el Sr. Roa?
—Tienes razón, hace unos segundos estaba aquí —le respondió un agente—, dónde se metió…
—Sr. Roa —llamaron— Señor Roa, ¿dónde se encuentra?
Los agentes se impacientaron, buscaron en los rincones, botaron puertas y se introdujeron en el edificio hecho un laberinto, Roa se había perdido, nadie tenía idea siguiera de un indicio de dónde pueda estar. De repente llegaron a la misma habitación en donde se percataron la ausencia de su jefe, pero había algo nuevo, un escrito en la pared: ¿Nerviosos?
—Mierda, ese hijo de perra está aquí —dijo un agente.
Gómez se quitó su máscara de gas, las cuales todos las llevaban puestas.
—¿Sabes? Llama a refuerzos —dijo Gómez—, alguien nos tiene que sacar de aquí.
Uno de los agentes sacó su radio y llamó a la agencia central, y pidió un rescate, le aseguraron su pronta llegada. El silencio se mantuvo unos instantes, hasta que uno de ellos se percató de algo más que no encajaba con el ambiente que habían visto antes, había un velador muy escondido en la oscuridad de una esquina. Molina se acercó y abrió el cajón, de él sacó algo que probablemente era muy predecible, una grabadora:
—Tictac, agentes… ¿Buscaban a Roa? —los agentes se pasmaron, todos quedaron sin respiración— Sorpresa, me encontraron a mí, y ahora, tendrán que jugar un juego… conmigo. Uno de ustedes fue seleccionado para ser parte de una prueba, no les diré de qué trata, cuando comenzará ni quien de ustedes arriesgará su vida, sólo tengan claro que cuando su equipito lo venga a auxiliar uno de ustedes tendrá que enfrentarse a sus miedos. No busquen a Roa, porque no lo van a encontrar, pero recuerden que él no es un ejemplo de cómo seguir un juego del miedo, porque él lo ha perdido, y como ya lo saben, no solo pierdes un juego, sino su vida… ¿les intriga? Adiós, y buenas noches.


Capítulo 2: Con esto ¿Todo se ha acabado?

—¿En qué momento llegué aquí?
—En el mismo momento en que tú elegiste esa vida… descuida, Roa, no eres el único que estará jugando un juego. Adiós, y buena suerte. Quiero ver que tanto te ama tu madre. Y antes que me lo preguntes, sí, soy sádico, y me gusta ser así, pero yo hago algo que tú no…
—¿Qué cosa?
—No sé, descúbrelo, nada se te dará en bandeja en este juego.
Alberto instaló todo, el chispero y las cañerías. Alberto abrió la puerta con las intenciones de marcharse, pero se devolvió.
—¿Sabes? La muerte es como una fiesta sorpresa, nunca sabrás cuando llegará, aún así te digan con hora y día cuando morirás.
—¿Por qué me dices eso?
—Porque se lo quería decir a alguien, pronto te darás cuenta a qué me refiero.


Los policías lograron salir del edificio y examinaron el perímetro entero, buscaron pistas, pero no había nada, Roa supuestamente estaba ahí adentro, pero nadie se asomaba, se dio aviso a las fuerzas especiales, éste asesino se estaba convirtiendo en algo mucho peor.
Esa noche Gómez regresó a su casa cansado con todo el ajetreo de esa tarde. Estaba algo asustado con el mensaje que Jigsaw les había dado, él pudo suponer que los demás también lo estaban, simplemente ya sabían de que era capaz ese hombre, así que todo lo que él decía, todas sus amenazas, había que tomársela bien en serio, y bien a pecho.
Gómez se sacó su pistola personal y el uniforme y lo dejó tendido en la cama de su habitación, luego se metió a la ducha. Al término de esta estaba muy relajado, sólo quería dormir, se dirigió a su habitación de nuevo y se puso su pijama, apagó las luces y se acostó. Pero antes de poder cerrar los ojos escuchó una voz, una voz que parecía provenir de una grabadora:
—¿Recuerda la prueba de la que les hablé?
Gómez se levantó en seguida y tomó su pistola que había guardado en el velador.
—Aparécete maldito —lo desafió—, no te tengo miedo.
Lo demás fue un silencio que incomodó al agente.
—Sal de donde quiera que estés, maldita salamandra.
Nadie respondía. El agente comenzó a respirar un tanto agitado, trató de buscar su radio pero esta no estaba, alguien lo había tomado. Abrió su armario, y no había nada, bajo la cama, dentro del baño, en la ducha… parecía que nadie más estaba con él, pero sabía que sí, que sí había alguien que lo estaba mirando o que estaba atento para poder atraparlo. Sabía de quien se trataba, y sabía que no podría sobrevivir en ese tipo de juegos, se preguntó si es que era un cobarde, pero prefirió blanquear la mente y no preocuparse por cosas estúpidas. Bajó las escaleras y lo primero que ve es un pasillo largo y oscuro, que terminaba en el living con una gran ventana al fondo que reflejaba las luces de la noche en el cerámico, dando un ambiente medio azulado, pero horroroso. A curiosidad del hombre, la ventana estaba abierta, él nunca abría esa ventana, no la necesitaba abierta, esa ventana le rectificó a Gómez que no estaba solo. El agente pasó de largo de un segundo baño que hay en ese piso a lo largo de la escalera… grave error. Dentro de él, escondido en la bañera, se encontraba Alberto con una túnica roja y una máscara de cerdo esperándolo con un sedante entre sus ropas, al ver que el agente no entró al baño, decidió salir de él y seguirlo. Mientras tanto Gómez caminaba con pasos muy inseguros hacia la ventana, sosteniendo con ambas manos su pistola de 9 milímetros, con su dedo índice en el gatillo. Alberto salió al pasillo y rápidamente miró al agente, comenzó a seguirlo con pasos sigilosos, metió su mano derecha a una apertura que había en la túnica, y sacó una jeringa con sedante. El agente llegó donde la ventana y miró hacia fuera, no había nadie, así que la cerró, y ahí se fijó, por el reflejo del vidrio, que había alguien atrás de él, pero mantuvo la calma y fingió tranquilidad. Alberto lo separaba sólo de un metro, el agente estaba supuestamente distraído, así que aprovechó el momento y se dirige con su mano izquierda a taparle la boca, mientras que con la mano derecha afirmaba el sedante, pero el agente hizo un movimiento rápido y tomó la mano que le cubría la boca y giró la muñeca, Gómez se da vuelta y, simultáneamente, Alberto también, Marcos Gómez aprovechó la oportunidad y le hizo una zancadilla al enmascarado para que éste cayera al suelo y se quebrara el brazo, pero Alberto separó las piernas y las puso rígidas evitando la caída y, así, se giró y le torció el brazo a Gómez, cayendo al piso. Antes de que Alberto pudiera pensar en inyectarle el sedante, Marcos pateó su mano derecha lanzando la jeringa contra la pared y, a su vez, rompiéndola derramando todo el contenido, en ese momento el agente tomó su pisto y apuntó a Alberto, pero éste se hizo a un lado y corrió su mano hacia la ventana, le dio un puñetazo en el rostro para poder lograr que se tranquilizase, pero esto no ocurrió, Marcos se lo sacó de encima con un empujón y de inmediato apuntó su pierna y efectuó un disparo. El enmascarado chilló del dolor.
—Aún jugarás el juego.
Alberto se levanto cojeando, pero el agente nuevamente le disparó, pero esta vez en el estómago, Alberto retrocedió jadeando y tosiendo ferozmente.
—Ahí tienes maldita perra.
Alberto dio unos torpes traspiés y calló boca abajo en el oscuro pasillo que daba a las escaleras. El hombre de la túnica dejó de moverse y de respirar, inmediatamente el agente se acercó al cuerpo y le pateó una costilla, el cuerpo no se movió, no respondió, estaba inerte…

Continuará...

26/01/2008

Supuesto Reparto para Saw V

Casting Saw V

Costas Mandylor as Hoffman/ El nuevo Jigsaw.
Tobin Bell as John Kramer / Jigsaw en flashbacks.
Kiefer Sutherland / Detective Ben Harrison.
Jessica Alba / Detective Hillary Jordan.
Scott Patterson / Peter Strahm.
Betsy Russell / Jill Tuck.
Monica Potter / Alison Gordon (The Main Test Subject).
Nelly as Martin / (Hermano de Rigg y otro sujeto de estudio).
Cary Elwes / Larewnce Gordon.
Danny Glover / David Tapp.
Lyriq Bent / Rigg.


Fuente: //Ex-Articulo de Wikipedia //

Recaudación de dinero

Saw con 102,917,772
Saw 2 con 144,000,000
Saw 3 con 164,822,275
Saw 4 con 115,894,946


Saw 5 se cree que recaude mas de 100,000,000 de dolares.

Curiosidades de saw por : Wikipedia

Curiosidades de Saw I

Tobin Bell, Cary Elwes, Michael Emerson y Shawnee Smith trabajaron en The X-Files.

Las trampas de la primera película están basadas en las pesadillas de los creadores.

Al comienzo de la grabación de la película, Billy, la marioneta, tenía sombrero.

La escena en la que Adam Faulkner mete su mano en el inodoro y "no encuentra ningún sólido", está basada en Trainspotting.

La escena de la persecución en coche de la primera película está filmada en un garage y el efecto se consigue metiendo niebla en el lugar y moviendo el coche de un lado a otro.

El único maniquí usado en la primera película es el de Mark quemado.

Las escenas del baño de la primera película fueron rodadas cronológicamente.

Oren Koules (productor de la saga) interpreta al compañero de celda de Amanda.

Leigh Whannell tenía varios parlamentos en Saw III.

Cary Elwes se encuentra en un juicio contra los productores de Saw por no pagarle lo acordado.

En el documental Piecing Together Jigsaw, aparecen todos los personajes principales.

Un año depués de salir del baño, no se sabe el paradero del Dr. Gordon.

Al momento de su muerte, Jigsaw ve a todas sus víctimas, en las cuales no se muestar al dr. Gordon.

Donnie Wahlberg no estuvo contento de reinterpretar a Eric en Saw III y Saw IV.

El apellido de Eric iba a ser Manson.

El apellido de Jeff (Reinhart) sólo se confirma en los créditos de la película.

Existen cuatro escenas eliminadas en Saw III, pero solo 3 de ellas salen en el DVD
De alguna manera Jigsaw siempre se las arregla para acabar con los policías que investigan su caso, uno por película.

El unico personaje (aparte de Jigsaw y Amanda) que aparece en las cuatro primeras partes de Saw es la detective Allison Kerry (interpretada por Dina Meyer).

John. R. Leonetti, el director de fotografía de la saga, tiene un lindo bodrio en su haber como director: Mortal Kombat: Aniquilación.

Despues de 6 meses, no se han encontrado aún a las víctimas que murieron en Saw 2, y tampoco se sabe nada de Daniell Matthews.

Despues de un año, todavía no se encuentra el cadáver de Adam Faulkner.

25/01/2008

¿Rigg o Jeff?

Creo que Jony se refería a esta escena, la verdad es que te hace dudar pero si te fijas bien en la foto, hay dos personas, una en primer término y otra al fondo, es Jeff y el Juez. Personalmente no creo que sea Rigg, en cualquier caso Rigg llegaría mas tarde a Gideon, mas o menos a la altura de cuando Jigsaw muere... Ademas si se tratara de Rigg probablemente Amanda no estaría tan tranquila, he iría a avisar a Jigsaw de lo ocurrido.

(pulsen en la fotografia para agrandar)

¿Paul?

Este fotograma de Saw III me ha llamado la atención, en este maniquí se encuentra el nombre de Paul. El único Paul de la saga Saw es el de la primera película (trampa de alambre de espino). ¿Qué os sugiere la foto?¿Tiene que ver algo con Paul de Saw I?

24/01/2008

Saw IX

La trampa de las "Pringles"

Lego Saw Version

Aqui dejo un par de videos de Saw en lego =)




Saw: The Philosophy of Fear (IX) Capitulo Final


Capítulo 9: Al borde de la desesperación

Camilla es una mujer de cincuenta años que no tiene mucha familia, sólo un hijo que se tienen enorme indiferencia. Hoy ella cumple un año más de su desquiciada vida, preguntándose por qué vive donde vive, por qué es hija de quien es hija, por qué es madre de quien es madre. Pero como es de costumbre, pasará su cumpleaños como un día más pensando que es sólo un año menos de vida.
Roa y sus hombres llegaron a la dirección desde donde fue realizada la llamada que alertó a estos agentes. Estaban armados y seguros de qué hacer una vez adentro, capturar a aquella persona que supuestamente es Jigsaw y no escuchar sus acertijos enredados o sus metáforas sádicas que usa para confundirlos.
Al entrar subieron y bajaron escaleras en búsqueda del Jigsaw, quien había cerrado puertas de tal forma que el edificio pareciera un laberinto, nuevamente los agentes se quitaron el sombrero frente al ingenio de un hombre de cincuenta y un años. Los agentes se sintieron encerrados y perdidos.
—¿Esto tiene alguna maldita salida? —preguntó un agente.
—Si es que así es, nos costará encontrarla —dijo Roa.
El oficial buscaba con determinación y con los ojos bien abiertos. Las ventanas estaban selladas impidiendo la entrada de la luz, todo estaba oscuro. Emill Roa comenzó a alejarse un poco del grupo, sentía que había una puerta que estaba abierta simulando estar cerrada. Cuando dio una vuelta en una esquina sintió que alguien lo haló dentro de una habitación. Los agentes no se percataron de la escena. Roa calló al piso y se levantó de inmediato para ver quien lo había tomado, pero la oscuridad se lo impidió, sintió que el responsable se había escondido y probablemente ya había escapado, esa fue una jugada perfecta. Roa tomó su linterna y alumbró el pasillo en el que se encontraba, las paredes estaban rayadas con las frases que Jigsaw ya le había dicho, tales como: “quiero ver si eres capaz de armar todo como un rompecabezas”, a Roa se le vinieron en cima las imágenes del estallido en su casa, esa frase la escuchó justo después de ese suceso; “más pistas para agregar al árbol genealógico de las pistas”, en ese momento el agente recordó las alas blancas que él había encontrado dibujado en una ficha de rompecabezas, no se concentró demasiado para recordar a su madre, la cual estaba en manos de Jigsaw, a Roa le abundó la rabia y golpeó la pared descargando todo el enojo y la ira que el agente sentía por ese psicópata que le había hecho la vida imposible; lo hizo colapsar las palabras “tengo algo que es tuyo”, Roa se puso a gritar.
—Devuélveme a mi madre grandísimo hijo de perra.
La respuesta fue un eco de las maldiciones que él mismo había lanzado.
—Ven hasta aquí, patético solitario, y déjame matarte —siguió gritando.
—Ven tú aquí —recibió como respuesta desde el fondo del pasillo.
—¿Eres tú maldito? ¡Quiero a mi madre de vuela!
—¿Te escribí todas las cosas cronológicamente en las paredes de este pasillo y no eres capaz de descifrar que yo no tengo a la prostituta de tu madre?
Roa miró hacia las paredes y vio pista tras pista, las alas blancas, la letra Y, el corazón negro, las series numéricas, un calendario con una fecha marcada y el número cincuenta y uno escrito a un costado con una flecha.
—Nada de esto tiene sentido, sólo me has engañado.
—Dime, Roa, si te llevo a la playa y te metes al agua para comprobar si hay peces, y no los encuentras, ¿en el mar no hay peces?
—No trates de confundirme, Jigsaw —hizo una pausa incómoda—, ¡Te mataré!
Roa comenzó a correr lo más rápido que pudo hacia el fondo del pasillo empuñando su pistola con el dedo en el gatillo, pero al llegar al fondo no encontró a nadie, sólo vio una flecha que le apuntaba hacia una puerta, Roa le dio con el pie para que se abriera, sin importarle que estuviera asegurada, y apuntó de inmediato con la linterna y la pistola. Pocos segundos después las luces se encendieron y Roa pudo ver sin la necesidad de la linterna. El agente se percató de que había una caja de plástico transparente con un agujero redondo a un lado.
Roa comenzó a acercarse y a mirarla con determinación, y pudo ver que dentro de la caja había una grabadora, Roa ya las conocía.
—¿Otra maldita pista? ¿Ahora?
El agente metió la mano con brusquedad y apenas pudo tocar la grabadora un extraño mecanismo trabó la mano del agente y unos engranajes comenzaron a rotar la mano del hombre lentamente, Roa se vio obligado a hincarse porque sino le quebraba el brazo. El oficial recordó la cinta que tenía en la mano y le presionó play:

—¿Cómo te encuentras? Supongo que mal, porque acabas de llegar al borde de tu vida desquiciada. Me presento, me llamo Alberto y no tengo cincuenta y uno como usted cree, sino veintitrés. Ha pasado toda una semana y en vez de defender a esas personas que corrían el peligro de involucrarse en un juego, te dedicaste a pensar con egoísmo e ignorar esas personas que te rodeaban, tu corazón es de hielo, tu corazón es negro, como el de tu hijo, quien realmente tenía, no tu madre. ¿Recuerdas que te dije que el riesgo de fallar era la muerte? El riesgo no lo corrías tú, sino tu hijo. Todo era muy fácil de resolver, te di cuatro piezas de rompecabezas que representaban a cada uno de tu familia, el corazón negro a tu hijo, las alas blancas a tu madre, la letra Y a ti. Todo un árbol genealógico dibujado en pequeñas piezas para armar un rompecabezas y encontrar el orden de la serie de personas que morirán, Leonardo, Marion, tú y por último Camilla que la capturaré cuando cumpla los cincuenta y uno.

Jigsaw: ¿Has buscado en el armario? Quizá ahí esté tu madre, o la esencia de ella.
Agente: Señor Roa, encontramos algo dentro de su armario, con suerte el fuego no destruyó la evidencia.
Jigsaw: ¿Tú amabas a tu madre, señor Emill? Yo sé que no, si te preguntara la fecha de su cumpleaños no serías capaz de recordar que es en una semana más, y si te preguntara cuanto cumplirá…
Emill: Cincuenta y uno, eso da la suma.

Jigsaw: Las madres son ángeles a los ojos de sus hijos.
Agente: Encontré una ficha atrás de su reloj, señor, tiene dibujada unas alas blancas.

LAS ALAS REPRESENTABAN A LA MADRE DE ROA, QUIEN MORIRÁ CUANDO CUMPLA CINCUENTA Y UN AÑOS.

—Es ésa la verdadera filosofía del miedo —dijo Alberto desde la puerta— la sensación de no poder hacer nada frente a algo que no conoces. Tu brazo girará y girará, lo quebrará y te lo arrancará y morirás desangrado, nadie te escuchará, cavaste tu tumba, y ahora le toca a Camilla, tu madre. ¿Es incómodo creer que has pasado toda tu vida siguiendo una línea y que luego ésta se divide en dos, la vida y la muerte, como la letra Y?
—Te mataré.
—No lo creo, porque tu juego acabó.
Alberto apagó las luces y cerró la puerta de la habitación que pronto se convertirá en un mausoleo.

¡¡GAME OVER!!


23/01/2008

Saw: The Philosophy of Fear (Capitulo VII, VIII)


Capítulo 7: Una sopresa de Jigsaw

Por miles de retrasos, Roa estuvo obligado a acudir a la dirección al día siguiente, esta vez lo acompañaba, además de Molina y Gómez, Alfonso, éste no le gustaba mucho a Roa, pero le pareció necesario, era inteligente.
Llegaron en dos automóviles a un edificio similar a una fábrica, ninguno de los cuatro conocía en absoluto el lugar.

Se bajaron empuñando su pistola y rodearon la puerta, posteriormente entraron como se les fue entrenado. Llegaron a una habitación con un enorme espacio, cada vez que hablaban escuchaban su eco, encontrar algo ahí sería difícil, o por lo menos eso creían, encontrar el primer mensaje no costó, estaba escrito con tinta en aerosol blanco: “¿Conoce las profecías? La mía es 1-4-3-2 es el árbol”.
—¿Más números? —asqueó Roa— A pensar…
—Podría ser un año —comenzó Alfonso.
—Ajá… Gómez y Alfonso escriban sus probabilidades, con Molina buscaremos pistas —ordenó Roa.
Todos acataron los mandatos de su jefe de inmediato, Gómez y Alfonso se fueron a un rincón a intercambiar teorías, mientras que Roa y Molina comenzaron a buscar información escondida.
Buscaron en cada rincón de la habitación, en los umbrales de las puertas, escrituras en la pared, usaron reiteradamente luz UV para encontrar algo, lo que sea, pero nada.
—Ese hombre me dijo que encontraría a Marion aquí —se quejó Roa.
—Claro, la acabo de encontrar.
—¿Si?
—Claro, una pieza de un rompecabezas, otra más, a un lado hay dos ojos, y del otro dice Marion.
—Una maldita metáfora —replicó Roa—, eso era, una maldita metáfora. ¿Sabes? Le tengo el nombre perfecto a ese idiota, Jigsaw, rompecabezas en inglés.
—Suena creativo y espeluznante. Quisiera encontrar algo importante, algo así como “Hola, me llago Pedro”.
—Si las cosas fueran tan fáciles, habrían encerrado a Hitler antes de que se suicidara —pausó unos segundos—. Supongo que los ojos significan que Marion se arrancó uno para vivir.
—O sea, ¿está viva?
—No, Jigsaw dijo claro que se sacó el ojo, pero no alcanzó a meter la maldita llave en el candado. ¿Qué será de mi hijo ahora?
—Irá a algún reformatorio u orfanato.
—Que feo suena eso, orfanato.
Se mantuvo el silencio por unos instantes, hasta que lo rompió Gómez.
—Un árbol de diez ramas, 1+4+3+2=10.
—¿Y dónde lo encontrarás? Ven aquí, tenemos otra pieza, esta es la ex esposa que el maldito me prometió.
—¿Qué es? —preguntó mientras se acercaba.
—Dos ojos —respondió alguien más— y al reverso dice el nombre. Esa es la pista más fácil, supongo que saben que hablo de tu ex esposa Roa.
Una figura se apareció en el umbral de una puerta. De inmediato los oficiales sacaron sus pistolas y lo apuntaron.
—Levanta las manos, maldito.
—Sonaba más bonito Jigsaw.
—Hace cuándo que sabes lo que hacíamos
—Comencé cuando llegaste a la casa de tu ex esposa. ¿De verdad crees que el corazón negro pertenece a tu madre? Eres patético, ¿de verdad son tan complicadas las pistas?
—El único patético eres tú, loco de mierda, ahora cállate y dime donde está mi madre.
—Tu madre, ¿es la única persona la cual “quieres”?
—Sé que la tienes tú, no soy tan idiota.
—Pareciera que sí, pero bueno, no vine aquí a ser apuntado por sus pistolas de agua, vine en “son de paz”, ¿quieren jugar un juego conmigo?
—¿Qué?
—Baja tu maldita pistola y comienza a correr, aquí tengo un pequeño interruptor que puede hacer explotar toda la habitación en sesenta segundos, ¿te quieres arriesgar?
—Estás tú aquí, no es así, no presionarías el botón.
—No, Roa, no estoy aquí.
La figura que habían visto en el umbral calló al piso como un costal de papas, los agentes se acercaron con cuidado, el cuerpo tenía una capucha que le tapaba el rostro, parecía ser un muñeco. Los oficiales se acercaron más y le quitaron la capucha de la cara, pero en vez de ver una boca, ojos, y demás, había un parlante, de repente este suena y dice:
—¿Ven?, les dije que no estaba aquí, sorpresa.

La cabeza del muñeco estalló lanzando gas lacrimógeno como una dinamita en un combate, de inmediato los agentes se taparon la cara, pero sintieron un ardor en los ojos, un mareo extraño, la cara les empezó a picar.
—Corran, el tiempo comenzó.
Los agentes no podían mantener los ojos abiertos mucho tiempo, estaban mareados, no podían correr ni respirar bien, se sentían pésimos, pero tenían que salir. Corriendo como unos verdaderos borrachos en dirección a las puertas, o eso creía, chocaron contra la pared, la habitación les daba vueltas. Roa encontró la salida y gritó para que lo siguieran, pero no sentía a nadie atrás, se impacientó, miró hacia atrás y vio que venían dos personas, no diferenciaba quienes eran, pero no se quedó a esperar, siguió corriendo hasta alejarse lo más que pudieran.
—Socorro —oyeron gritar.
Se giraron a ver quien era, pero no hubo tiempo, las bases del edificio explotaron y éste se vino abajo. Roa sabía que alguien había quedado atrás, y entonces gritó.
—¿Quién está conmigo?
—Gómez —gritó uno.
—Alfonso —gritó el otro.
—¿Y Molina? —preguntó Roa.
—Se quedó atrás, me parece, no lo vi salir.
Roa se sintió pésimo, Molina era su amigo, más que su colega, su mejor amigo, y había muerto por culpa de un estúpido psicópata.
—Llamen a una ambulancia —dijo desganado Roa— y díganle que traigan limón para morderlo y quitarnos esta mierda.


Alberto y Leonardo se quedaron echados en el piso pensando qué hacer, habían estado algo así como dos horas buscando en todas las habitaciones y sólo habían encontrado una puerta cerrada a uno de los lados de la ventana, sólo les faltaba la llave que no sabían dónde estaba.
A Leonardo ya no le sangraba los brazos ni la rodilla, pero si les dolía, a veces sentía unas punzadas y sólo lo expresaba con un gesto.
Alberto, mientras tanto, se entretenía escuchando una y otra vez las grabaciones que el psicópata les hacía y, en una de esas descuidadas, a Alberto se le calló la grabadora y se hizo añicos en el piso, pero eso fue algo bueno, entre los chips que componen la grabadora, había una llave.
—Encontré la llave —dijo airoso Alberto.
—Bien, dale, pruébala.
—Claro.
Alberto probó la llave y le hizo, pero la puerta era una trampa, o sea, estaba trabada, ya sabían que cuando eso pasaba era porque se venía una trampa. Alberto hizo un gesto a Leonardo.
—Ábrela, no hay más que hacer —le dijo Leonardo con un buen tono, por primera vez.

Alberto dio un tirón y se escuchó como si algo se zafó. Alberto miró al interior y vio un largísimo pasillo lleno de unos pinchos en el piso, de la altura más o menos que les llegaba un poco más allá de las rodillas. En el piso Alberto encontró una carta, la cogió y la leyó en voz alta.
—“Al abrir la puerta activaron un cronómetro de veinte segundos, al término de este tiempo el techo comenzará a bajar lentamente, mientras que ustedes se equilibran en el piso resbaladizo entre los pinchos, cuidado que el techo puede obligarlos a enterrarse en un pincho y morir.”
—Mierda.
Se escuchó un sonido seco y el techo comenzó a provocar unas extrañas virazones, a cada poco rato bajaba unos centímetros de golpe.
—Vamos, ve atrás mío, apresúrate.
Ambos se metieron, no creyeron que el piso estaría tan resbaladizo hasta que ellos mismos lo probaron, comenzaron a avanzar lo más rápido que podían, pero el piso se los impedía, sentían que esta era una de las pruebas más difíciles.
—Vamos, podremos salir de aquí —le animaba Leonardo por atrás.
—Está difícil, sin caerte.
—Lo sé, vamos.
Alberto se sintió apoyado por primera vez por Leonardo y comenzó a andar más rápido, sabía que si él moría arrastraba a alguien más a su muerte, de repente el techo le tocó la cabeza.
—Mierda —gritó Leonardo— apresúrate.
—No te desesperes, ese sería nuestro fin.
Alberto comenzó a perder el equilibrio, el techo lo obligaba a agacharse y le hacía perder estabilidad, se apoyaba con los pies presionando contra los pinchos. Ya sentía que uno de ellos le tajaba el estómago. De repente Alberto dejó de avanzar.
—¿Qué te pasó?
—Se me pilló el pantalón.
—¿Qué?
Alberto comenzó a tirar no con demasiada fuerza porque ésta la podía traicionar, decidió dar un tirón, el pantalón se rompió y Alberto pudo liberarse.
—Ahora rápido.
Alberto tenía las piernas cansadas, apenas le daban, no hallaba la hora de echarse al piso y descansar, si esque este no estuviera lleno de pinchos.
Hasta que por fin Alberto pudo salir, miró hacia atrás y vio a Leonardo algo complicado, los pinchos el rozaban el torso, él mantenía la respiración para hundir la guata.
—Toma mi mano —le gritó Alberto.
Se paró y trató de tomar a Leonardo, pero estaba muy lejos, se estiró un poco más y hasta incluso metió su cabeza entre un pincho y el techo, para lograr su cometido, Leonardo presionó su mano.
—Ahora te halaré, déjate resbalar.
Alberto lo tiró y Leonardo pudo salir de una muerte segura.
Ambos se echaron al piso a respirar hondo:
—Gracias —dijo con voz tímida Leonardo—, por lo de salvarme la vida, ese hombre tenía razón, tendré que confiar en ti, y creo que lo estoy logrando.
—Claro, no hay de qué, ya sabes que siempre podrás confiar en mí.
—Nunca nadie me había salvado la vida.
—Siempre hay una primera vez, antes yo era así, como tú, resignado, luego comprendí que la vida no está hecha para pasarla solo y amargado.
—Claro, tienes razón.
—Wow, creo que por primera vez nos entendemos bien.


Capítulo 8: "Leonardo, tu juego aún no termina"
Alberto y Leonardo continuaron caminando, Leonardo aún sentía el sabor de la muerte que lo hacía estremecer. Alberto parecía tener frío y estar cansado de lo que habían pasado.
—Quiero salir de aquí —dijo Leonardo.
—Descuida, debe faltar poco.
—¿Y cómo lo sabes?
—No sé, quiero ser optimista.
Caminaron un pasillo y llegaron a una puerta que decía, claramente y con todas sus letras, “Salida”.
—Mira —dijo Leonardo entusiasmado—, por aquí nos iremos.
—Yo no me alegraría demasiado, conociendo a este sujeto, abre la puerta con cuidado.
—Claro.
Leonardo gira la perilla con lentitud y abre la puerta con nerviosismo. Al interior había una habitación con una caja de plástico transparente y dentro de ella había una llave, a un lado había una puerta con una flecha apuntándola que decía: “Verás la luz del sol”.
—Vamos, mete la mano —le animó Alberto.
—Ojala no sea una trampa.
—Hemos pasado por mucho, no creo que sea una trampa.
La caja tenía un agujero metálico que les daba razones a Leonardo y Alberto de desconfiar de él. Leonardo acercó su mano lentamente, el corazón le saltaba por el suspenso, no lograba relajarse. Leonardo logró tocar la llave con la punta de los dedos, estaba a punto de tomarla cuando unas placas metálicas le sujetaron la mano a Leonardo, al parecer, la caja era una trampa.


Al séptimo día los agentes no sabían cómo llegar hasta Jigsaw, habían hecho todo lo que podían pero era imposible, buscaban respuestas y todo, pero lo único que dedujeron era que el número cincuenta y uno era su edad por la razón de que el psicópata parecía tener experiencia, era inteligente, sabía de torturas medievales y cosas así. Jigsaw había dejado bien claro que daría pistas para comprender quién es él, y, por lo tanto, el cincuenta y uno era su edad, de seguro los ojos de la ficha significaba una cualidad de los suyos, los ojos del rompecabezas eran azules, eso significaba que Jigsaw tenía los ojos azules. Sabían que el corazón negro significaba que la madre de Roa estaba en las manos del psicópata, lo que no calzaba era la serie de números y las alas, pero con eso, no llegaban a ninguna parte, los agentes llegaron al hecho de que Jigsaw les había mentido.
La misma noche, mientras Roa tomaba un café en su oficina, le llegó una llamada.
—¿Aló? –contestó Roa.
—Hola detective Roa, ¿te sientes perdido?
—¿Eres tú Jigsaw?
—¿Quién más te llamaría, tu ex esposa?
Rápidamente le hizo una seña a sus hombres para que rastrearan la llamada, Jigsaw había cometido un error al llamar y ahora si llegarían con él. Roa comenzó a grabar la llamada.
—¿Qué quieres?
—Lo llamo con el propósito de que sé que no sabe qué hacer y que está perdido, su último día se le escapa como arena entre los dedos y no sabe dónde estoy, llamo principalmente no porque sea un idiota, sé que estarán rastreando la llamada, ésta es una oportunidad, me quiero enfrentar a usted y no quiero que se vaya sin que le diga lo pésimo que es en su trabajo. Dime ahora, ¿rastrearon la llamada? Dime cuando para colgar, la llamada me sale cara.
—¿Cómo sabes que te rastreamos?
—Porque no doy un paso sin saber donde pisaré, era obvio que si llamaba me rastrearían y grabarían la conversación, quiero que lleguen hasta mí, le queda exactamente una hora, el juego aún no termina, y el tiempo no se detiene. Adiós, nos vemos en el infierno —colgó.
—¿Tiene el lugar?
—Claro —respondió el agente.
—Entonces vamos hasta allá y matemos a ese hombre, por Molina.

—Ayúdame, Alberto, ayúdame.
Alberto se quedó mirando a Leonardo, cómo le lloraba para que lo sacara de ahí, pero el hombre no hacía nada, no hacía el mínimo gesto, entonces fue ahí que Leonardo lo comprendió.
—¿Tú eres el psicópata?
—Sí, Leonardo Roa, sí. Todo el tiempo estuviste jugando bajo las reglas que yo te había puesto, ¿cómo adivinas que cuando estabas sobre la placa de vidrio el tiempo comenzara justo al momento en que la grabación terminó? Yo te observaba, yo no estaba en peligro, sólo tú corrías los riesgos, no yo. Todo lo que te dije es mentira, sólo lo que la marioneta decía era verdad, todo lo que yo decía a través de la marioneta.
—¿Por qué lo hiciste? Por qué.
—Eres el primero de una cadena que involucra a toda tu familia. No te diré por qué lo hago, sólo te diré que tendrás que esperar como mínimo una semana para ver la luz, es el tiempo que le daré a tu padre para que me encuentre, quiero ver si es capaz de resolver un caso.
—Estás loco.
—Tu juego aún no termina, te queda uno último —Alberto hace un movimiento y se activa un cronómetro de la caja que Leonardo está prisionero— Al entrar era un maldito egoísta y egocéntrico, ahora no lo eres, y ese es un éxito para ti y para mí.
—¿Entonces qué hago aquí?
—Pregúntaselo a tu padre. Son sesenta segundos, suerte ahí afuera —se retira.
Leonardo se quedó sorprendido, la persona con la que siempre estuvo hablando y la persona con la cual pensó que se había entendido era sólo un personaje hecho por un psicópata.
Leonardo trató de tirar el brazo, pero se le hizo imposible, tiró y tiró, las heridas que se le habían formado antes se le reabrieron, el dolor era enorme, el juego aún no terminaba.
Alberto se filtró a la casa de Roa, preparó una bomba e hizo miles de pistas, dejó una cinta al lado de su teléfono para asegurarse que el agente Emill Roa la vea y sepa que ahora tiene que jugar un juego.


Continuará con el grandísimo final.

22/01/2008

Saw: The Philosophy of Fear (Capitulo IV, V, VI)



Capítulo 4: La trampa del piso de cristal y una nueva pieza.

¿Qué se sentiría cuando despiertas de un profundo sueño y lo primero que vez es trozos de metal cortados y pulidos de tal forma que tengan filo, tanto filo como para matar a alguien, alguien con el nombre de Leonardo. Un sujeto algo moreno, de pelo negro y ojos oscuros tiene alrededor de diecisiete o dieciocho años de edad, o sea, es casi un mayor.
Él despertó y se encontró acostado sobre una gran placa de vidrio que estaba un poco más arriba de unos pinchos metálicos, en otras palabras, Leonardo estaba acostado en piso de vidrio, él se sentó con brusquedad y sintió como el vidrio se resquebrajó un poco, ahí el chico comprendió que no podía moverse con violencia, sino, el vidrio podría romperse y acabar con la cabeza enterrada en una de esas agujas gigantes. Él estaba a una esquina de una gran habitación, lo único que podía ver era una puerta al otro extremo, un gran bloque de cemento colgando justo al centro del cuarto y en la pared un reloj que marcaba sesenta segundos.
—¿Qué es esto?
Movió la cabeza con delicadeza para echar un vistazo, y se encontró una grabadora, la comenzó a escuchar:
—Buenos días o buenas noches, encerrado dentro de una habitación se pierde la noción del tiempo, en especial cuando sabes que pasarás ahí por mucho tiempo más. Pero por ahora comenzarás por un juego simple, supongo que te has percatado que estás parado sobre vidrio, que si te mueves muy rápido éste se rompe y terminas ensartado en uno de esos pinchos que están abajo. Al término de la cinta ese reloj que vez al fondo comenzará a dar cuenta atrás, deberás recorrer toda la placa de vidrio antes que la cuenta llegue a cero, porque en ese momento ese gran bloque de cemento caerá y romperá el cristal en el que estás, sepultándote. Apresúrate, vivir o morir, esa es tu decisión.
Como en la cinta lo había prometido, apenas terminada las frases el cronómetro comienza a marcar cuenta atrás. Leonardo se desesperó y trató de gatear rápidamente hasta la puerta, pero sintió como el vidrio se trizaba justa bajo de él, así que prefirió ir con más calma. Se acostó nuevamente y comenzó a intentarlo con punta y codo con la mirada fija en el cronómetro y en el bloque de cemento al que cada vez se acercaba más y más. Cuando llegó justo debajo del bloque el cronómetro marcaba veinte segundos, se estaba demorando demasiado.

—¡HAAA! ¡MIERDA! —gritó.
Comenzó a gatear nuevamente, la técnica del punta y codo no le servía, para encones faltaban diez segundos. Leonardo comenzó a estirar más los brazos para llegar más rápido, y cuando estaba a punto de tocar la orilla, su rodilla dio un golpe en falso y rompió el vidrio antes de tiempo. Leonardo estiró las manos y logró afirmarse de la orilla, pero una de sus piernas se hirió con una tajada que le cubrió todo el gemelo por uno de los pinchos. Leonardo chillaba de dolor y de desesperación, estaba demasiado cansado para levantar su pesado cuerpo, “aquí muero”, pensó el chico. Sus ojos se llenaron de lágrimas al pensar que ya había muerto, las yemas de sus dedos se rompían como ampollas por el roce del rocoso piso al que se estaba aferrando.
—¡Ayuda! —gritó desesperado— ¡Socorro!
De repente, cuando Leonardo estuvo a punto de caer, aparece un hombre a través de la puerta con la intención de socorrerlo.
—¡Qué mierda! —dijo él.
Lo tomó de un brazo y logró subir. Leonardo, sin decir nada, pasó la puerta por donde vio que el sujeto había entrado esperando que fuera la calle, pero no era así, sino otra habitación bacía, con un televisor en una esquina y una puerta.
—¿Qué es esto? —dijo Leonardo con desgano.
—¿Tú eres Leonardo, o no?
—Si, ¿por qué?
—Porque debes escuchar lo que ese televisor te dirá.
—¿Quién te dijo eso?
—Esta estúpida tarjeta —sacó un pedazo de papel del bolsillo si se lo alcanzó a Leonardo.
El chico lo leyó: “Buenos días Alberto, no te sientas solo que no lo estarás en esta habitación, tu compañero pronto llegará, asegúrate que vea lo que diga el televisor, que sólo estoque el interruptor de encendido. Mándale saludos a Leonardo”.
—¿Esta mierda es lo único que te pasó?
—No, no me lo pasó él, desperté aquí y encontré esta llave —le muestra dichosa llave— junto con la tarjetita, intenté abrir la otra puerta, pero no le hacía, intenté con la otra y se abrió, y te encontré a ti a punto de morir, ahí comprendí lo que decía la tarjeta. ¿Tu pierna sangra?
—Si, me herí.
—Déjame ver.
No, está bien, es sólo un rasguño.
—¿Seguro?
—Si, no sientas tantas ganas por toquetearme.
—Ah, eres de los simpáticos modestos.
—Si, soy de ellos…
—Si, claro, debí haberte dejado morir de saber que eras un Flores tan odioso.
—¿Qué dijiste?
—Lo que oíste.
—Vete al diablo, no quiero hablar con basura.
—¿Qué te hace pensar que soy basura, ni siquiera sabes mi nombre y me juzgas?
—Ah, perdón, me debiste haber avisado que eras tan nena.
—Cierra el pico, ¿Cuántos años tienes, quince?
—Diecisiete…
—A tu edad era más maduro… ¿quién te crió? ¿El demonio?
—Mi madre.
—Sin tu padre, ¿no es así?
—¿Cómo lo sabes?
—Porque yo también crecí sin padre, y lo normal es que sea tan malcriado como tú, por suerte no lo soy.
—Mira que coincidencia… ¿Cuántos años tienes?
—Veintitrés… Dejémonos de estupideces y escucha la florinda grabación de la tele, ¿quieres?
Leonardo no respondió, sólo se dirigió a la TV y la encendió.

Emill Roa trataba de concentrarse en lo que podría significar el cincuenta y uno y el corazón negro, había mandado a unos de su equipo a investigar sobre los significados de simbología y lo que podría significar la Filosofía del Miedo. Al momento llegó Molina, quien tenía que investigar la filosofía del miedo.
—¿Qué encontraste? —le preguntó Roa.
—Nada que conjugara la palabra Filosofía y la palabra Miedo.
—¿Qué es cual?
—Bueno, el significado de miedo es variado: “Una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano”. “perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”. Exciten varios tipo, aracnofobia, hidrofobia, claustrofobia, acrofobia, y este es bueno Hexakosioihexekontahexafobia…
—¿Cómo es el último?
—Hexakosioihexekontahexafobia o Triplehexafobia… es el miedo al número 666.
—Ya nos fuimos con temas religiosos. Bueno, aparte de todo eso, qué aprendiste…
—Que el miedo es algo producido por un sector del cerebro, o es una reacción a algo desconocido.
—Entonces la filosofía del miedo es…
—Es la forma de comprender el miedo, o sea, nada científico nos sirve, es sólo subjetivo.
—Mierda, no nos sirve de nada.
—¿Quizá por eso la pregunta fue si comprendía la filosofía del miedo?
—Hummm, quizás tiene relación con el cincuenta y uno y el corazón negro.
—No sé, este es un diablo por conocer.
Se quedaron ahí revisando unos papeles, cuando a uno de ellos decidió ver la hora, y fue ahí cuando Roa se dio cuenta que el reloj que había en la oficina no avanzaba.
—Mira, a mi reloj le faltan baterías, ja.
—¿Si?
—Sí, mira, ¿podrías traerlo para cambiarle las baterías?
—Claro.
Molina se levantó y tomó el reloj, al mirar atrás de él se sorprendió.
—Señor, aquí hay algo que tiene que ver.
Roa se levantó y miró atrás del reloj, en donde había una pieza de rompecabezas con unas alas blancas dibujadas a un lado y al otro lado decía: “Después será mío”; y una cinta.
—Trae una grabadora para escuchar esto.
En Segundos regresó Molina con la grabadora prometida, le pusieron la cinta y luego escucharon con atención lo que decía:
—Me imagino que estabas ocupado pensando en las pistas que te di en tu casa, —ríe— pero te recomiendo que te dirijas a la casa de tu ex esposa, quizás ahí encuentres más pistas para agregar al árbol genealógico de las pistas. Y hazlo rápido, porque quizás ella no esté allí. Una vida corre peligro.

Capítulo 5: La trampa de vidrios rotos y una nueva pista.

—¿Cómo te encuentras después de tu experiencia tan cercana a la muerte, mi querido y amargo Leonardo? ¿Estás preparado para jugar el verdadero juego? Ahora es donde tienes que enfrentar tus verdaderos miedos y sacrificar verdaderamente tu cuerpo…
—¿Qué dices, imbésil, mira mi pierna, no es suficiente muñeco de mierda?
—Deja que hable, es lo que nos sacará de acá.
—… Te conozco muy bien, sé que eres un egoísta, un egocéntrico que cree que lo puede hacer todo sólo, bueno, aquí aprenderás que las cosas no son así. Te presento a Alberto, tu compañero de celda, supongo que ya se conocen, bueno, ambos tendrán que trabajar codo a codo si quieren llegar hasta el final, uno sin el otro simplemente morirá, ¿Te sientes capaz de confiar en alguien más que no seas tú mismo? Prepárate, adolescente, éste es tu juego. Vivir o morir, elije.
—Un carajo, me voy de aquí —refunfuñó Leonardo.
—¿Si? ¿Y sabes por donde, genio? —le refutó Alberto— Ya oíste a ese tipo, tienes que hacer lo que dice sino mueres…
—No hago lo que me dice mi madre y le haré caso a un muñeco clon de Chukie.
—Ah, eres rebelde por lo demás.
—Sí, ¿y qué?
—Cuando tengas mi edad te darás cuenta lo importante que es la familia.
—Familia mi culo, puedo arreglármelas solo sin la necesidad de una perra madre.
—Hablas así de la persona que te dio la vida.
—Que bien, yo no elegí vivir.
—¿Entonces elijes morir? Eso dice la cinta, vivir o morir…
—Vete al carajo, no me quedaré filosofando contigo.
—Entonces qué harás, no puedes hacer nada solo, esto es un juego de dos jugadores, de dos players.
Leonardo guardó silencio y comenzó a buscar indicios por la habitación, entre sus ropas.
—¿Qué haces? Ya busqué lo suficiente y no encontré nada.
—Pero no buscaste en mi pantalón, mira —Leonardo saca una llave desde uno de los bolsillos de su pantalón— esto debe abrir la puerta.
—Hazlo con cuidado.
—Vete al diablo.
Leonardo fue con la llave a la puerta, la introdujo y trató de abrir la puerta, pero parecía atascada, empujó, no la pudo abrir, le dio una patada y de inmediato cedió. Un alambre extraño hizo un tirón a una caja de plástico llena de vidrios quebrados, ésta aproximadamente tenía un metro de profundidad y, al fondo, se podía apreciar otra llave. Parecía una pecera, en la parte superior había un agujero sujeto con engranajes a un gran pedazo de metal que parecía ser una especie de tapa. A un lado había una tarjeta, Alberto la tomó y la leyó en voz alta.
—Ésta caja es traicionera, cuando abrieron la puerta un cronómetro de dos minutos se activó en cuenta atrás, y cuando llegue a cero, la tapa de acero cubrirá el agujero y perderán la llave que está al fondo, búsquenla rápido, y traten de no estar con el torso dentro de la pecera cuando termine el tiempo, sino la tapa los partirá a la mitad, suerte.



—La sacaré yo.
—Yo tengo el brazo más largo —dijo Alberto— se me hará más fácil.
Leonardo no hizo caso y como en un acto de rebeldía fue a meter todo su brazo a la caja de vidrios, hasta entonces habían pasado treinta segundos. Leonardo miró los pedazos de vidrios, tomó uno y le midió el filo, no le importó más, tomó un puñal sin importarle que se cortara y los lanzó hacia fuera, metía sus brazos sin miedo hasta lo más profundo que podía para alcanzar la llave, pero aún había mucho vidrio, siguió sacando puñales y puñales del obstáculo que lo complicaba. Faltaban veinticinco segundos para que la puerta se cerrara y ya tenía todos los brazos sangrando.
—Mierda…
—Apresúrate, ya metiste los brazos.
—¡Cállate, hijo de perra!
Leonardo se estiró un poco más, pero los vidrios eran demaciado, Leonardo comenzó a desesperarce más y más, sacaba puñalez de vidrio sin control, ignorando el dolor que sentía en todo su brazo, la sangre llegaba a gotear.
—Hazlo rápido pero con calma, hombre —gritaba Alberto.
—Te dije que te calles, ¿no es así?
Leonardo se estiró brutalmente, estaba parado en la punta de sus pies y tenía la cabeza entera dentro de la pecera, pero logró alcanzar la llave con la punta de los dedos y la sacó lo más rápido que pudo, poco rato después la pecera se cerró.
—Felicitaciones, Leo…
—Cállate y abre la maldita muerta —le lanzó la llave por la cabeza.
Leonardo miró sus brazos irritados e hinchados sangrar por montones, se hechó al piso y se apoyó contra la pared, se sacó su polera y la partió en dos para envolver con algo sus brazos y detener la hemorragia.
—¿Estás bien? —preguntó Alberto
—Te dije que te callaras.
—¿Quién mierda te crees?
—Sólo abre la maldita puerta, ¿de acuerdo?
Alberto así lo hizo y sólo vio un largo pasillo no muy bien alumbado.
—¿Te ayudo a ponerte en pie?
—No, puedo sólo.
Cancinamente Leonardo se paró y se quedó mirando todos los vidrios que estaban regados por el piso y la pecera a medio llenar, guardó silencio un rato, luego dijo:
—Ya vámonos.

El Agente Roa logró llegar hasta la casa de su ex-esposa, él fue con Molina y Gómez, sus oficiales de más confianza. Se bajaron de la Van en la que iban y fueron a tocar la puerta de la casa, nadie abrió.
—Estás ahí, hijo de perra, sal ahora mismo, psicópata —le gritó Roa.
No se escuchó ni siquiera mascullar a un ratón. Mientras tanto Molina y Gómez buscaban indicios en el jardín, Gómez encontró uno.
—Señor, mire.
Molina y Roa se dirigieron hasta el sector. Había un árbol con una hoja de papel pegada a un costado que decía: “Sólo entra, tu ex puede estar muriendo”. Roa no aguantó la rabia y botó la puerta de una patada.
—Marion —llamó a su ex— ¿estás aquí?
—Si es que lo está, debe estar amordazada —le sugirió Roa.
—Claro, es eso cierto, Gómez, ve a buscar a la piezas y llama si encuentras algo.
Roa y Molina se quedaron en la sala, buscando esas pistas que el psicópata juró. Miraban bajo las mesas, atrás de los espejos, debajo de los televisores, y nada, hasta que vieron por debajo de un sofá.
—¿Qué hay ahí, Molina?
—Lo de siempre, una cinta, una pieza de un rompecabezas…
—Bien, reproduce la cinta.
—¿Cómo estás pequeño aprendiz? —se escuchó—. No vengo a darte ninguna pista, sino a hablarte de valores, los cuales no tienes…
—Cielo santo —refunfuñó Roa.
—… ¿Sabías que las madres son ángeles para los ojos de los hijos? Eso ocurre por el amor, mi querido Roa, ¿Sabes qué es el amor? ¿Tú amabas a tu madre? Yo sé que no, si te preguntara la fecha de su cumpleaños no serías capaz de recordar que es en unas semanas más, y si te preguntara cuanto cumplirá, también te quedarías en silencio… ¿Qué pasa Emill? ¿Te estoy aburriendo? ¿O te corroe la idea de que no sabes qué hacer ni sabes a dónde ir?, ¿Has buscado en el armario? Quizá ahí esté tu madre, o la esencia de tu madre, si es que me entiendes…
—¡Tiene a mi madre, ese maldijo imbésil! —gritó Roa— Eso es lo que tiene que es mío…
—… Ando benevolente, así que te haré recordar que la letra “Y” es una línea que se divide, una se pierde, y la otra continúa. Soy capaz de hacer cosas que ni te imaginas, ¿Cuántos días llevas en la investigación? ¿Te estás perdiendo? El tiempo no se detiene, apresúrate, y ahórrate el suspenso.
—Maldito loco —dijo Roa
—Escuche, creo que dijo algo más
Roa retrocedió la cinta unos segundos y la volvió a reproducir y se escuchó un pequeño mensaje: “En el cuchillo de cocina”.
Roa tomó su radio y se contactó con Gómez y le dijo:
—Gómez, busca con determinación en los armarios, encontramos una cinta que nos lo dijo.
—Al momento —respondió.
—Y tú —se dirigió a Molina—, busca en los cuchillos de cocina.
—Claro.
Molina desapareció y se dirigió a la cocina. Roa se quedó examinando la pieza de rompecabezas que estaba junto a la cinta, de un lado había una letra “Y” dibujada y del otro decía: “Así estás tú”.
Emill se quedó pensativo, en la cinta había nombrado la “Y” y había dicho que era una línea que luego se dividía en dos, todo era muy curioso, ¿Por qué Roa estaría como una “Y”?
Al rato llegó Molina con un cuchillo de cocina que dentro del mango había un papel con un mensaje.
—¿Qué dice?
—“Un ciego ve el mundo de color negro, al vació se representa con el color negro, y la larga distancia es una ausencia”.
—Esto debe tener relación con el corazón negro, ¿se referirá a un corazón que está lejos? ¿A un corazón sin ojos? Eso no tiene sentido.
—El corazón es símbolo del amor, se refiere a un amor ciego o lejano.
—Como el amor que tengo con mi madre.
—Quizá
—Es un hecho, éste maldito tiene a mi madre.
De repente llamó por radio Gómez a Roa:
—He encontrado algo horrible, venga al cuarto de la mujer.
—Bien, ya vamos —respondió el agente

Capítulo 6: El misterio de MarionRoa subió las escaleras como un trueno y llegó a la pieza de su mujer, en donde estaba Gómez haciendo un gesto de asco mientras miraba debajo de la cama.
—¿Qué hay?
—Véalo usted.
Roa se hincó y levantó la falda de la cama para poder ver, era un festival horrible, un frasco con un ojo azul algo dañado.
—¿Qué es esto? ¿De quién es ese ojo?
—No tengo idea, inspector, venía con una tarjetilla —se la alcanzó a Roa.
—“Debe ser frustrante que sólo te faltara un segundo para seguir vivo” —leyó.
Los agentes guardaron silencio mirando el globo flotar en un líquido amarillento.
—Aquí falta algo —interrumpió Roa— ¿Y si intentamos con luz UV o en la oscuridad?
—Claro, podría funcionar —dijo Gómez—, no podemos usar en ADN porque…
—No hay con quien compararlo —continuó Molina.
—Exacto. Molina, enciérrate en el armario y dime si ves algo.
—Por supuesto.
Molina tomó el frasco y se escondió en el ropero que había del otro lado de la habitación, luego salió pálido, como una hoja de papel. Roa se preocupó de verlo así, lo miró fijamente y le preguntó.
—¿Qué decía?
—Decía a quien pertenecía el ojo.
—Habla —lo apuró Roa—, ¿quien es?
—No querrás saberlo —le alcanzó el pedazo de papel— véalo tú, está con tinta invisible, usa la linterna UV.
—¿Tanto te cuesta decirme…?
—Véalo, sólo véalo.
Roa le lanzó una mirada rara y se encerró en el closet, sacó la linterna UV y leyó…


Alberto y Leonardo abren una puerta que estaba al final del pasillo y entraron. Se encontraron con una gran ventana que separaba la habitación por completo, el otro lado estaba oscuro, y en segundos unas luces se encendieron y pudieron mirar qué había del otro lado. Una pequeña jaula con una abertura en uno de los lados, al nivel del piso, se podría ver una especie de bisturí o cuchillo con un espejo de mano. Dentro había una mujer, no se le veía bien la cara, se veía borroso por efecto del vidrio. Al tiempo que entraron los dos jóvenes, esta mujer despertó
—Mira —se fija Alberto— hay una cinta, ponle play.
Leonardo hace caso:
—Al momento en el que entraron vieron despertar a esa mujer, no la escucharán, el vidrio es demasiado grueso, sólo quiero que la vean —la mujer despertó y se puso a escuchar una cinta— lo que ella tiene que hacer es quitarse un ojo y sacar la llave que tiene detrás de él para salir de la jaula, si no lo hace al término del tiempo la jaula se electrificará y la mujer morirá calcinada, ella está ahí por una serie de razones, quiero que sean testigos de su merecido sufrimiento, el vidrio es de doble cara, ustedes la pueden ver a ella, pero ella no a ustedes, disfruten de la función, porque yo, en este momento, lo estoy haciendo.
—Este tipo está loco —replicó Leonardo.
—Qué novedad —respondió Alberto con sarcasmo.
Del otro lado de la ventana la mujer terminaba de escuchar la cinta:
—… Vivir o morir, Marion, tú decides.

El cronómetro comenzó a avanzar y la mujer se impacientó. Marion trató de poner la posición más fácil para pasar sus manos por la rendija que estaba al nivel del piso, el bisturí y el espero estaban muy lejos, la mujer no los alcanzaba. Marion se desesperó y comenzó a agitar la jaula, ésta estaba demasiado firme, se sentía como un perro enjaulado, el porte de esa cosa apenas le daba para estar hincada. Estiró un poco más los dedos y logró alcanzar el bisturí con el espejo. Se miró en el cristal y vio uno de sus ojos hinchado y sangrando.
—Mierda —gritó.
Leonardo y Alberto no podían oír nada, sólo miraban cómo la mujer se movía con desesperación.
Marion, decidida, se introdujo el bisturí por uno de los lados de su ojo e hizo una palanca. La mujer gritaba con desesperación, de repente perdió la visión en ese ojo y éste calló colgando de su agujero, la mujer cortó el tuvo que mantenía su ojo y de él sale un líquido pálido extraño, la mujer miró su propio ojo, dio un grito y lo dejó caer fuera de la jaula. Metió uno de sus dedos en el agujero y logró dar con algo, pero ya era demasiado tarde. Por los barrotes de la jaula comenzó a correr electricidad matando a la mujer de un paro cardiaco. El cuerpo quedó achicharrado
—¡Mierda! —chilló Leonardo— creo que vomitaré.


—¿De quién es el ojo? —le preguntó Gómez a Molina.
—De su ex esposa, Marion.
Roa salió de un susto del closet, gritando con furia, lanzando maldiciones hacia todas partes.
—Cuando encuentre a ese mal nacido lo mataré con mis propias manos.
Los agentes guardaron silencio mientras el hombre se desahogaba. Mientras Gómez miraba la TV que había a una esquina de la habitación, y se dio cuenta que en el botón de encendido decía “pista”. El agente, ignorando la agitada situación, encendió el televisor y apareció una marioneta, ésta habló.
—Supongo que ya miraron debajo de la cama, y ya encontraron el ojo y supongo que ya saben de quién es. Esa mujer no era más que una drogadicta y una alcohólica, que competía contigo, Emill Roa, en el premio de quien es el más irresponsable con sus hijos, se lo tenía merecido. En el casete del video verán anotada una dirección que los hará encontrarse con su esposa, o ex esposa. No me canso de preguntarle cuántos días lleva en esto, conociéndolo, debe llevar cinco. El tiempo no se detiene.
—“El tiempo no se detiene” —se burló Roa— llevamos cuatro días, no cinco, marioneta de mierda, ¿por qué no muestras tu maldita cara, eh?
—Sr. Roa, por favor, cálmese, con desesperación no iremos a ninguna parte.
—¿Sabes? Lo cómico es que este tipo sí que está loco, nos muestra un ojo diciendo que es de mi ex esposa y luego me dice que la puedo encontrar en esa dirección.
—Pero puede… —comenzó Gómez.
—¿No estar viva? Lo sé, también puede ser el ojo de cualquier prostituta y nos dice que es de ella, no le creo nada a ese tipo. Molina, toma la dirección del video y vamos hasta allá de inmediato, no quiero perder otro día más.

Continuará...

21/01/2008

Saw: The Philosophy of Fear (Capitulo I, II, III)


Capítulo 1: La Trampa del Rifle Despiadado

El silencio es el sonido más intenso que se oía en ese momento, los respiros de la víctima eran regulados y profundos. El piso tenía un extraño color carbonizo y una temperatura muy baja. Se podía percibir ese olor que siempre se siente en los estacionamientos subterráneos que hay en las multi-tiendas de las ciudades.
Resumiendo, hacía frío y estaba oscuro, como el de las películas de terror.
Un hombre de aproximadamente cincuenta años abrió los ojos acostado boca arriba después de un descanso profundo provocado por un sedante que no se sabía quién le había inyectado. El hombre sintió un peso extraño en el tórax y se llevó las manos al ombligo para saber qué tenía y sintió un tubo vertical duro y helado, era de metal.
Al sujeto le bajó unos escalofríos por la espalda y se levantó con cansancio lo más rápido que pudo hasta quedar sentado. Él bajó la mirada para ver qué le hacía peso en su pecho y sólo vio algo similar a un rifle que le apuntaba al mentón. —¿Qué mierda? —dijo en voz baja.
Ese rifle que él vio estaba fijado a su cuerpo con correas de cuero con un candado para asegurarlo. Un molesto sonido se hizo eco en la habitación, y un televisor alumbró hasta el último rincón del cubo oscuro en el que el hombre estaba aprisionado.
En la pantalla apareció la imagen de un muñeco que lo miraba fijamente, posteriormente le habló con una voz tenue y fría. —Hola Darrel, hoy serás parte de un juego. Seguramente sabes qué cuelga de tu cintura y cuello, pues con él matabas tigres para luego vender su piel y ganar dinero sucio, dinero manchado con sangre. Si te miras las muñecas encontrarás una argolla sujeta a tu piel, debes tirar de ellas hasta llegar al codo, donde encontrarás una llave incrustada en tu músculo, una llave abre el candado que está bajo tu nuca, y con el otro abres el de la cintura. Trata de hacer esto con en menos de un minuto, porque sino, ese rifle disparará y te volará los sesos. Vivir o morir Darry, tú elijes —terminadas estas palabras, el televisor se apagó y un cronómetro del artefacto se activó simultáneamente. —¿¡Qué es esto!? —gemía el hombre— ¡sácame de aquí! Darry miró sus muñecas y vio esa argolla de la que hablaba el muñeco del televisor, él sabía que todo era cronometrado, así que tenía que apurarse.
Con el dedo índice de la mano derecha tomó la argolla de la muñeca izquierda y comenzó a tirar. A medida que el hombre ejercía fuerza para alar la piel se iba cortando y su sangre se iba derramando. El hombre gritaba como animal, presionaba los dientes para resistir el dolor. El hombre soltó la argolla vencido por el dolor y la piel cayó por sobre su brazo y colgaba como balancín de un parque escurriendo sangre. El hombre se comenzó a poner nervioso y tomó de su lastimada piel y comenzó a tirar. Cuando logró llegar al codo localizó la llave y la tomó con rapidez. Ésta se le resbaló de los dedos y cayó al negro piso perdiéndose en la oscuridad. —No, mierda. El dolor se hacía enorme, Darry se acobardaba de mirar su propio brazo y ver lo lastimado que estaba. A ciegas, el hombre comenzó a buscar la llave, hasta encontrarla. Trató de hacerla encajar en el candado de la nuca, pero calzó, así que intentó nuevamente en el de la cintura, sus manos estaban tan inútiles por el dolor que el solo hecho de sujetar la llave se hacía difícil, cuando logró acertar al agujero del candado, el cronómetro cesó.
No pasó ni siquiera media idea cuando el gatillo de la escopeta se haló y lanzó una bala que le voló la cabeza a Darry. El cuerpo decapitado cayó por efecto gravitacional al piso echando sangre a montones. Darry murió en el intento de salvar su vida.
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Capítulo 2: "Detective Roa, quiero jugar un juego"

En esa misma noche, el detective de homicidios, Emill Roa, había tenido que jugar un juego. Para entonces él no sabía nada sobre la mente perturbada que estaba acechando buscando infieles para torturarlos y abrir, de una forma torcida y morbosa, sus ojos. Roa no es un detective demasiado viejo, sólo tiene treinta años, y aparenta tener menos, las mujeres que trabajan con él postulan que él es un Sex-Symbol, pero ese no es el caso. Roa tiene los ojos cafés, y a través del tiempo han visto demasiados cadáveres, muertos y encuentros con asesinos donde su vida se equilibraba sobre la cabeza de un alfiler, así que se han vuelto fríos como el hielo. Tiene el pelo negro y peinado hacia un lado, a él le gusta así, nuevamente las mujeres que trabajan con él quieren que pruebe con peinados que reflejen juventud, él hace caso omiso.
Está separado, tiene un hijo que se le fue quitado por su trabajo tan peligroso, o sea, esa persona que él crió durante cinco años ahora vive con su madre, él tiene diecisiete ahora; a Roa se le prohibió su visita por una serie de razones, lo importante es que él no sabe nada de su hijo ni de su “ex”. Él se despertó a mitad de la noche sudando frío porque había tenido una pesadilla en la que un hombre con una máscara de cerdo lo raptaba y luego lo mataba, eso fue muy extraño. —¿En qué momento me acosté? —se preguntó— No recuerdo ni siquiera cuando me dio sueño. Roa se levantó con rapidez y apoyó su espalda contra la pared de la cabecera de la cama, se llevó las manos al pelo rascándose la nuca con impaciencia. Se sintió inseguro de lo que estaba pasando, así que decidió abrir el cajón del velador para tomar su pistola, pero en lugar de ella había un explosivo cronometrado, éste iba en el minuto con quince segundos, y continuaba. —¿Qué mierda es esto?
El detective saltó de la cama para salir por la puerta, pero algo se lo impidió, su pie estaba encadenado a la pared, él tiró el pie con fuerza, pero se le hizo imposible sacarlo, “¡¿qué hago, qué hago?!” se preguntaba a cada momento. Buscó su celular, o el teléfono, pero éstos también faltaban. Se estiró por completo para alcanzar la puerta, pero era imposible, le faltaba casi un metro para llegar a ella. Roa tomó el explosivo, iba en el segundo cuarenta y cinco. El hombre comenzó a desesperarse, éste sería su fin, pero se le ocurrió una idea, dejó el explosivo en el piso y lo empujó hasta la esquina más alejada de la habitación y dejó su cama en posición vertical y se escondió atrás de ella para que, ya que no podía detener el cronómetro del explosivo, alivianar el impacto del estallido y así, si habría suerte, seguir vivo.
El hombre comenzó a rezar rápidamente con los ojos cerrados esperando el impacto, pero algo hizo abrir sus ojos nuevamente, y miró hacia el piso y vio brillar algo en él, tomó ese algo y se percató que era una llave, de inmediato trató de hacerla encajar en el grillete de la cadena y, como si la llave hubiese sido mandada por Dios, el grillete se abrió. Sin vacilar ni por medio segundo, corrió para alcanzar la puerta, la abrió y bajó las escaleras con rapidez, apenas sus pies habían tocado el cerámico del primer piso, el estallido hizo tiritar toda la casa.
Emill se quedó apoyado contra la pared respirando hondo. “Iré por un vaso de agua”, se dijo. Entró a la cocina y encendió la luz, tomó el vaso que se habría prometido y luego trató de buscar algo con que llamar a sus colegas de investigaciones, se dirigió al teléfono que tenía en el living. Encendió la luz y buscó la mesa en donde estaba el artefacto y, junto al teléfono, había una cinta que decía “atrápame”, decidió no tocarla porque después podría servir como evidencia. Tomó el teléfono y llamó. En media hora estaban todas las investigaciones de amanecida metidos en la casa de Roa buscando indicios de algo.
Un hombre se dirigió a la cocina buscando algo, lo que sea, dejó su radio sobre una mesa y siguió buscando, no vio nada raro, entonces apagó la luz y recordó que su radio estaba sobre una mesa, encontró innecesario encender la luz de nuevo, así que fue a buscar el radio con la luz apagada, y fue ahí cuando vio un mensaje escrito en la oscuridad con pintura fosforescente.
El oficial de inmediato llamó a todos para ver la evidencia. El mensaje decía: “Roa, escucha la grabación que está junto a tu teléfono”. Tras unos cuantos titubeos reprodujeron la cinta que Emill había encontrado: —Buenas noches, detective Roa. No es entretenida la vida de un psicópata cuando no se tiene a millones de detectives tras sus huellas, bueno, Roa, me presento, soy el que trató de asustarte con lo de la bomba, la llave no estaba muy escondida, sabía que saldrías de ahí, pero a veces las cosas no son tan simples. Te preguntarás qué es lo que quiero, pues, quiero jugar un juego. Estoy dispuesto a pasar años tras las rejas por los asesinatos que he cometido, con la condición que la persona que me atrape sea lo suficientemente inteligente como para comprender el juego y así ganarlo. Tú y tu equipo tienen una semana, si no me atrapan las consecuencias son graves, la muerte. Busca pistas, Roa, en tu casa hay miles, pero quiero ver si eres capaz de armar todo como un rompecabezas y llegar hasta mí. No te quedes atrás, el tiempo no se detiene.
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Capítulo 3: Comprende la filosofía del miedo

Los agentes se impacientaron un poco y se pusieron algo nerviosos. —¿Qué quería decir ese loco con “tienes una semana”? —preguntaba Roa. —¿Quién es él, mejor dicho, qué es lo que ha hecho, a quien a matado? —Preguntó el agente Cade— Y si ya ha matado, de seguro seguirá matando. En seguida regresaron dos hombres del equipo de Roa bajando las escaleras. —¿Encontraron algo? —preguntó Roa sin mirarlos. —Sí —se adelantó el agente que venía en la derecha—, una nota que alguien escribió al reverso del espejo de su baño. —¿Y qué dice? —“Tengo algo que es suyo” —respondió el otro con inseguridad. —¿Qué? llévame hasta allá.
Subieron las escaleras y se dirigieron al baño que no estaba muy lejos del cuarto estallado. El agente le señaló el espejo que estaba en el piso apoyado en la pared al reverso. En él, tal y como habían dicho los agentes, había un mensaje escrito a mano con letras rojas, “tengo algo que es suyo”. —¿Qué querrá decir? —interrumpió Cade.
Pues lo que dice textualmente, ese maldito tiene algo y no sé que es, si éste criminal fue capaz de idear un ataque con un explosivo y dejar mi habitación para la cagada, de seguro es capaz de quitarme algo de valor.
¿Su auto? ¿Su televisor plasma? Éstos están donde los dejó.
Entonces no busca dinero, éste es un psicópata, es un sádico, quiere hacer sufrir, éste hombre tiene algo de valor sentimental, y me hago un par de ideas de qué podrían ser.
Qué cosas.
No lo quiero decir aún.
—¿Conocerá a este tipo?
No lo sé, quizá si, quizá no, está loco.
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Los agentes se quedaron revisando huellas digitales, las cuales no había, todo estaba limpio, como un crimen perfecto. De repente llegó otro agente proveniente de la habitación de Emill.
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—Encontramos algo dentro de su closet, con suerte el fuego no destruyó la evidencia, mire. Roa nuevamente abandonó el baño y se dirigió a su cuarto que ya no parecía habitación, sino un cuartel después de una guerra mundial, con suerte no quedó nada encendido con fuego. Su cama era un montón de escombros, tu televisor era una caja negra completamente inútil, las ventanas habían volado y las paredes que alguna vez fueron blancas ahora eran grisáceas. El hombre le mostró el closet y en él había escrito una suma con la misma tinta y por la misma mano que el del espejo: “10+15+6+4+5+2+3+6”
—Cincuenta y uno —dijo Roa— eso da la suma… ¿Qué significará? —¿El número de víctimas? —dijo uno. —¿Su edad? —respondió otro. —¿Años que lleva con sus actos psicópatas? —propuso Cade. —¿La edad de su madre o de alguien importante para él? —postuló Molina. —No tengo idea —los detuvo Roa—, sólo fotografíenlo y memoricen el número, de seguro es muy importante. Roa bajó y se puso a investigar la cocina con las luces apagadas (ya habían visto demasiado con las luces encendidas), él pensaba que lo que el hombre había dicho en la cinta era cierto, en la casa había miles de pistas que sólo teníamos que encontrar y deducir.
.
Éste psicópata no era como todos, él quería ser descubierto, eso igual era algo extraño, ¿qué asesino quiere ir a la cárcel? “Éste quiero algo más de mí”, pensó. Roa miró dentro del orno para ver si había algo, encendió su linterna y metió la cabeza dentro de la cocina y comenzó a pasar sus manos con guantes de hule blanco.
Y, al fondo, completamente escondido, había una pieza de un rompecabezas, de un lado tenía dibujado un corazón negro, y del otro lado tenía escrito “esto es lo que tengo”. Roa se quedó plasmado, éste psicópata era un maestro, el rey del ingenio. En ese momento comprendió que no estaban frente a cualquier tipo, sino que estaban frente a un hombre ingenioso, un hombre sádico y que posiblemente no era uno solo.
El agente se hizo para atrás y se quedó respirando hondo. Luego miró de bajo de una mesa que él tenía en una esquina de la cocina, y vio que tenía escrito otro mensaje con tinta fosforescente: “¿Tú comprendes…”. Era extraño que estuviera abierto el signo de interrogación, o sea, sin el signo invertido al final de la frase. —Aquí falta algo —susurró el agente. Roa sacó su linterna UV y enfocó justo después de la frase y se reveló otras palabras más: “La filosofía del miedo?”, juntando todo decía: “¿Tú comprendes La filosofía del miedo?” Era evidente, todo tenía un oscuro significado. —Este “juego” tengo tomármelo en serio —dijo Roa asustado— de verdad mi vida peligra.
Continuará...
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Saw la filosofía del miedo, una historia a manos de "BNK" y desde Saw Maniacos le vamos a dedicar un apartado a su historia para también así animarle a que continue.

18/01/2008

¿Futura Trampa?

En todas las películas de Saw en las que salga un almacén de trampas y dibujos podemos investigar. Y podemos encontrar trampas aun no publicadas, en Saw III sale la trampa de IVAN

(La del fondo)

La siguiente trampa da frio, la víctima debía ser mujer ya que si no, conseguiría soltarse, la trampa le cortaría los pechos.


Y para aquellos que piensen que es la de Kerry aquí os dejo confirmado que no lo es, aunque sí, es muy parecida.

17/01/2008

Saw III by Pnunez

Como sabrán algunos de ustedes en http://sawvideojuego.forogratis.es/foro/ se lleva a cabo el desarrollo de uno de los minijuegos de Saw más populares. Ahora a la espera de su tercera entrega os dejo estas imágenes oficiales de la tercera entrega que también podéis ver en su foro.



Esperemos que lo saquen lo más pronto posible y poder disfrutarlo.
Personalmente el que mas me gustó fue SAW II, y este tiene MUY buena pinta.

Saw IV en Frances

Hola Saw maniacos, como sabemos, nos gusta escuchar a Jigsaw, nos produce una sensación extraña, puede considerarse como temor y terror, Jigsaw tiene la voz grave tanto en inglés como en español y todas sus traducciones, pero en este trailer de Saw IV (en francés) pone los pelos de punta!

14/01/2008

Resultados de la 2º Encuesta

Bueno, ya finalizó la encuesta del personaje favorito. Todos sabíamos de sobra que el preferido de todos es Jigsaw.

Estos son los resultados:


Jigsaw (John Kramer) 387 votos
Amanda Young 105 votos
Adam 29 votos
Lawerence Gordon 27 votos
Jeff Reinhart 7 votos
Eric Mathews 99 votos
Inspector Hoffman 16 votos
Jill Tuck: 12 votos
Agente Perez: 4 votos
Agente Strahm: 5 votos
Oficial Rigg: 6 votos
Detective Kerry: 4 votos

Los 3 más votados son
Jigsaw, Amanda y Eric Mathews


Opinion personal:

Jigsaw -- Me gusta en general su propósito de hacer valorar la vida y como personaje, Tobin Bell lo clava.

Eric Mathews -- Es otro de mis favoritos, por la paliza que le mete a Jigsaw y por lo que es capaz de hacer por recuperar a su hijo, personalmente este personaje no merecía morir de la manera en que lo ha hecho.

Jeff -- Me gusta por la obsesión de encontrar al que mató a su hijo, por la forma de actuar y porque es el que planta cara a Jigsaw y acaba con él. ¡¡Me gustó su venganza!! aunque tuviera consecuencias...

Bueno comenten ahora ustedes =) como lo he hecho yo. Sawludos

11/01/2008

Saw V ¿Teaser Trailer?

Si amigos, el Teaser Trailer de Saw V, ¿Verdadero o Fake? en todo caso esta muy bien el vídeo. Disfruten y opinen.

Link enviado por AGUSTIN

08/01/2008

Curiosidades de SAW IV



"Culturas Modernas"

- Detrás de los ojos vacantes

- Detective Mathews

- Todos en las trampas

95 Influente criminal, Maestro criminal.



Diario de un civil Ingeniero

(Fíjense en los dibujos y fotos del fondo)

TELEFONO NO, solo tú puedes salvarlos.

Jeff, Lynn y su hija e hijo.